HOLA QUERIDOS ESTUDIANTES:
La siguiente información amplía un poco más la que escucharon en los vídeos. Elaboren en el cuaderno un esquema gráfico( se puden utilizar pequeñas imágenes o dibujos que representen el contenido de cada unos de las partes en que está organizado el texto, Para hacer el trabajo pueden orientarse por los subtítulos que aparecen a lo largo del texto.
Ninguna cultura ha ejercido tanta influencia en los culturas siguientes como la griega. Desde finales de la Edad Media y con el empuje del Renacimiento, la cultura occidental volvió los ojos hacia aquel pueblo que concibió el arte y las actividades académicas como los ejes fundamentales para trascender más allá de la cotidianidad.
Los griegos tuvieron el vigor suficiente para construir una cultura durante más de veinticinco siglos, y dejar su testimonio en un arte y un pensamiento filosófico que expresó sus ideales de belleza, equilibrio, armonía y sed de eternidad. Arte y Filosofía que sirvieron de modelo al pensamiento occidental. Desde sus comienzos, con leyendas vivos y mitos fascinantes; pasando por una etapa épica, expresada bellamente por Homero; hasta los siglos de plenitud con la tragedia, los griegos jamás dejaron de crear nuevas Formas estéticas para darle sentido a sus vidas y engrandecer su cultura. Su evolución fue constante, en cada paso surgió un genio que sintetizó el pasado y preparó el futuro, sin desligarse de su deber moral de educar al pueblo y encaminarlo por los sendas del orden y el respeto a las leyes y a los dioses.
Por esto, es necesario que nos empapemos de sus obras e ideales y los confrontemos con nuestro mundo actual para reflexionar así si nuestro desarrollo, nuestra tecnología y nuestro modo de vida están bien orientados. Por ello, la unidad, más que un estudio profundo del mundo griego, es una invitación o indagar por el pasado de Occidente, para tratar de hallar nuevamente nuestro camino y darle o nuestras vidas el sentido que se está perdiendo en el frenesí de la modernidad y en el vacío de la moda y la trivialidad.
EL NACIMIENTO DE LA CULTURA OCCIDENTAL
Esto fue en el terreno de los hombres. Una ciudad allí cumplió la viva si en grandeza se requiere más arriba de los propicios cielos fulgurantes donde el dominio de los dioses todos hizo imperios. circunvaló las sienes de las colinas. encontró las leyes convivió con lo humano dando aliento sin par a la Victoria.
Eduardo Cote Lamus
GRECIA
LA CUNA DE LA CIVILIZACIÓN
En esta pequeña estrofa el poeta colombiano sintetizó la grandeza del pueblo griego, su capacidad para sonar y crear un imperio altamente desarrollado, que Forjó las bases de lo cultura moderna. Este pueblo, inteligente y lúcido, inició su viaje a la civilización desde las brumas del tiempo, recorrió todos los estados de la evolución cultural y dejó, para los tiempos y pueblos futuros, el ejemplo de la grandeza y la creatividad. Aún hoy, en plena agonía del siglo XX, la influencia griega permanece imperturbable, o pesar quo nuestro conocimiento de ella so limita a algunos nombres que han logrado traspasar los siglos, Homero, Sófocles, Platón, Aristóteles, etc.- y a las innumerables ruinas, que a pesar del tiempo, aún se levantan imponentes, silenciosas u poéticas en las diversas islas cercadas por las aguas azules del mar Egeo; ruinas que no hablan de abandono y muerte, sino de memoria poética y belleza perpetua.
El escaso conocimiento de la cultura griega no nos permite apreciar en toda su dimensión sus descubrimientos, invenciones, aportes y organización. En consecuencia, la visión quo nos queda es limitada, pobre y equivocada.
Por ejemplo, cuando observamos una película sobre el mundo clásico, griego o romano, generalmente vemos ejércitos de innumerables hombres dispuestos para la batalla y nos queda la sensación de que esos pueblos vivían solo para la guerra, y que sus valores so fundamentaban exclusivamente en el poder de la fuerza y el Frenesí de la conquista. Pero esa percepción es falsa o por lo menos está un poco lejos de lo realidad histórica. Lo verdad es que ningún pueblo, por desarrollado que sea, permanece ajeno o lo guerra y al empleo de la fuerza militar para conquistar nuevos territorios, y los griegos y los romanos, no fueron la excepción. Ambos usaron las armas con altivez, fueron guerreros ansiosos, conquistadores desenfrenados, que Formaron imperios sofisticados y unitarios con el (Poder de sus ejércitos). Pero más allá de esa condición bélica, estos pueblos, hoy considerados clásicos, forjaron, con inteligencia y sensibilidad, un mundo que con el paso del tiempo se convirtió en el paradigma de nuestra cultura.
Sin embargo, hoy, desde nuestra visión de "ultramodernos", equivocadamente miramos o esos pueblos privilegiados con el desdén Propio con que se mira o los pueblos antiguos. Si comparamos las condiciones dc vida actuales con las de hace veinticinco o treinta siglos , y no profundizamos en el conocimiento de !o vida de lo antiguedad, sus gustos, ideales y manera de ver el mundo, muy seguramente lo sociedad de aquel entonces saldrá perdiendo. Por ejemplo, si confrontamos el desorrollo de nuestra tecnología radares los misiles, los satelites, el poder dc lo comunicación, el correo electrónico, y lo facilidad y rapidez con que recorremos el planeta en los aviones supersónicos con lo tecnología de entonces la Ianza larga y aguda, la espada, el escudo bruñido el barco remero lento y pesado, lo escritura en piedra o papiros, es apenas obvio que aquel mundo nos parecerá poco menos que primitivo.
Pero llevemos todo a sus justas proporciones y dejemos la superficialidad a un lado: con absoluta seguridad nuestra impresión se enriquecerá y cambiará, el mundo griego se mostrará ante nosotros con todo su esplendor y grandeza, para que reconozcamos que fue allí, en esa época que mirábamos peyorativamente, donde se elaboraron las bases sustentadoras de nuestra cultura.
Teniendo en cuento esto, Fuestel de Coulanges, gran estudioso de la cultura griego y romana y autor de La Ciúdad Antigua,libro que estudia la vida y creencias de los griegos y los romanos de la antigüedad, dijo con mucha sabiduría que
"felizmente el pasado nunca muere por completo para el hombre. Bíen puede éste olvidarlo, pero síempre lo conserva en sí, pues, tal como se manifiesta en cada época, es el producto y resumen de todas las épocas, precedentes."
Como ves, nada en lo vida ni en la historia brota espontáneamente; sino que es el producto de una evolución que avanza en silencio e invisiblemente; paso a paso. Por ello, en muchas ocasiones hemos escuchado o leído que la cultura grecolatina es la cuna de la civilización, y aunque esta frase, de tanto usarla, parece de cajón, no por ello deja de ser cierta. A pesar de la modernidad, lo velocidad impuesto por lo cibernética y el Frenesí de nuestro siglo, persisten en él manifestaciones de las culturas griega y romana. Como estudiantes aventajados, los griegos y los romanos trazaron las coordenadas necesarios para crear una cultura sólida que sentó las bases de nuestra civilización y de algunas de nuestras tradiciones.
LOS AVANCES DE LA CULTURA GRIEGA
La cultura griega creó grandes mitos universales como el de Sísifo, el de Prometeo, el Faústico, el de Edipo, el del laberinto, a los que aún recurrimos para tratar de interpretar la vida y los fenómenos humanos. Elaboraron una filosofía eminentemente racional e independiente de la religión, que se convirtió, por la fuerza de su inteligencia, por la eficacia de los métodos hallados y por la originalidad de las ideas, en modelo, guía y estímulo para el pensamiento filosófico occidental posterior. Se puede decir que Sócrates, Platón y Aristóteles son los padres de la filosofía moderna, pues ellos sembraron conceptos y métodos que todavía hoy se debaten y que son de obligada referencia.
De igual manera, los griegos diseñaron el estado moderno, y para él soñaron e implantaron por primera vez el concepto de democracia, las leyes o el estado de derecho como soporte básico, y la política como eje paro su desarrollo. Ellos entendieron con una lucidez providencial, que el orden y la estructura de cualquier sociedad y la buena convivencia humana descansan sobre las leyes y las normas, y por ende sobre la educación; lo que significa dos cosas: Primero, quo ésta es el paradigma sustancial que permite o una sociedad crecer armónicamente en búsqueda de unos ideales comunes, y segundo, que el individuo debe tener plena conciencia de sus derechos y deberes y de el momento histórico que está viviendo paro ir al ritmo de su sociedad y cumplir a cabalidad tanto los ideales personales como los comunitarios.
También desarrollaron los parámetros de las matemáticas modernas, la ciencia médica y la concepción de la historia tal y como hoy la conocemos. Gracias o esto se consolidó una conciencia histórica en lo que los hechos fueron despojados de la leyenda y la anécdota permitiendo que los pueblos y los hombros observaran objetivamente su pasado proyectándolo hacia una construcción y una planificación do su Futuro.
Desde luego que todo lo anterior habría sido imposible sin el concurso de la lengua; y la griega aunque hoy es una lengua muerta, no deja de revivir cada vez que leemos sus textos traducidos, o nos referimos a algunos conceptos, nombres de héroes, dioses, y hombres que hoy hacen parte de la constelación de la cultura. Todos hemos oído relacionar, alguna vez, el concepto "amor" con el término cupido, aquel dios que con su saeta unía los corazones; o referir los juegos deportivos más importantes de todo el mundo con el nombre griego original de Olímpicos - tomado de Olimpia, el monte donde descansaban los dioses - ; decir "Psico¬logía" que significa ciencia que estudia el alma o la mente humana, y que viene de Psique o Psije, diosa del alma; o la ya mencionada Democracia, que según los griegos significaba el mandato del pueblo.
Pero la cultura griega no solamente fue racional, también cultivó una sensibilidad humana y estética o partir de la cual se creó un arte plástico original y portentoso con el que se pretendió Forjar la imagen ideal del hombre y la naturaleza, magnificar y eternizar la vida. Con estas mismas armas los griegos escribieron una literatura universal y atemporal, que más allá de describir las costumbres de su tiempo, trascendió por los siglos y las civilizaciones, dejando en ellos su semilla de sabiduría y belleza. En los poemas épicos y líricos y en las tragedias griegas no encontramos una determinada clase de Individuo sino al hombre de siempre y de cualquier tiempo, enfrentado a sus angustias metafísicas, a sus sueños de eternidad imposible o a los misterios del amor y la pasión.
UN ORIGEN COMÚN Y EXUBERANTE
Como hemos venido afirmando reiteradamente, jamás en lo historia de la humanidad una cultura se resistió por tantos siglos a caer en los abismos insondables del olvido como lo cultura griega. Al contrario, cada vez que miramos alguna faceta de nuestra cultura de veinte siglos llamada occidental, nos tenemos que referir necesariamente o los griegos y a sus creaciones. Durante cerca de veinte siglos, ellos, como cualquier otro pueblo, construyeron una cultura paso a paso, desde la edad de piedra hasta la plenitud de su civilización y el fin en la decadencia. En estos veinte siglos vivieron diferentes etapas históricas que los estudiosos han dosificado en: época Micénica (2000-11 50 a.C.), época Oscura (1150-800 a.C.), época Arcaica (800-¬500 a.C.), época Clásico ( 500-338 a.C.) y época Helenística (338-146 a.C.).
Cabe anotar que además de esta clasificación histórica es conveniente hacer otra, un tanto más libre, que se acomoda a todas las culturas, porque refleja los tres estados de evolución de cualquier pueblo, semejantes al desarrollo de un ser humano, su niñez, su adolescencia y su madurez. Estas tres etapas son: primero, lo mítica, o etapa de la infancia, en la que los pueblos empiezan o explicar el mundo de acuerdo a su medio ambiente y a crear las bases de su cultura con la elaboración de mitos y leyendas. Los griegos crearon un sistema mitológico tan contundente y profundo que aún hoy en día sus dioses y leyendas permanecen vivos en nuestra memoria. La segunda etapa se denomina épica, es decir, la, adolescencia de un pueblo, la época de las guerras y las conquistas y la aparición de la escritura y la poesía que también se llama épica. Los griegos vivieron con mucho entusiasmo esta etapa y produjeron los dos monumentos literarios más extraordinarios: La Ilíada y La Odisea. Y la tercera etapa llamada histórica, la del esplendor y la madurez de la cultura, la época en que los pueblos y los hombres cobran conciencia histórica, es decir, cuando saben hacia donde se dirigen. Precisamente los griegos dieron muestras claras de ser una cultura madura, ingeniosa y conciente de su paso por la vida. Esta conciencia los llevó a crear la civilización más adelantada de la antigüedad, en la que la democracia, la filosofía, el arte plástico y la tragedia dieron forma a una cultura en la que los hombres concebían la vida como la superación de las aflicciones cotidianas, para romper el límite de la banalidad con base en la educación y los valores y aspirar así definitivamente a la trascendencia.
EL MITO GRIEGO COMO FORJADOR DE CULTURA
Como convocados por un destino de grandeza y eternidad, diversos pueblos de Europa y Asia llegan a las islas del Egeo, luchan entre sí para imponer sus costumbres y su lengua, se integran con el paso de los siglos y Finalmente forjan una raza y una cultura que sería el espejo de occidente: la griega.
Esta raza imponente recicla todos los mitos y leyendas llevados por sus antepasados y construye una mitología amplia y maravillosa que sería el fundamento de toda la educación y la cultura griegas. Desde Homero y Hesiodo, los poetas épicos, hasta los autores de dramas y tragedias y los filósofos, se recurriría a esta riqueza imaginativa para interpretar el mundo, situar al hombre como eje de la armonía del universo, explicar metafóricamente el problema del hombre frente al destino, enseñar la justicia e infundir en el pueblo el afán de Aristeia o aristocracia, lo que significaba ser los mejores por virtudes y merecimientos. De allí surgieron los conceptos de la Areté - el honor y lo virtud - ; la visión del destino y la muerte - la Moira - ; el concepto de belleza y armonía entre cuerpo, alma y naturaleza, teniendo al hombre como centro y medida, y que se expresó en el arte y la literatura como Mimesis; la necesidad de la tradición y la ética - el Ethos - . Pero al tiempo que presentaban todos aquellos ideales, también los mitos dejaron ver su lado opuesto: Las regiones oscuras de las que el hombre debía cuidarse para no caer en la pasión y la irracionalidad. Esas regiones oscuras eran el Hybris o exceso en lo espiritual, soberbia o locura, y el Pathos o enfermedad, opuestos al equilibrio y la racionalidad como ideales del griego.
Estas categorías se impusieron incluso a los Dioses, quienes estaban sujetos a las mismas imperfecciones que los hombres. Estos no eran Dioses ausentes poderosos e infalibles, como los Dioses de otras religiones o mitos, sino figuras que estaban cerca del hombre para ayudarlo en su empeño de alcanzar los ideales. Por esta visión de los dioses, podemos creer que aquel pueblo privilegiado siempre creyó en la posibilidad de superar su condición humana sin tener que alejarse de la tierra.
El pueblo griego pobló su universo mítico con toda clase de deidades para enseñar a sus hombres el equilibrio vital y los ideales de perfección y trascendencia. Enamorados del orden y de la mesura, y deseosos de explicar y dominar la realidad, organizaron también una categoría intermedia ocupada por semidioses y héroes, encargados de trazar los puentes necesarios entre lo divino y lo humano. Los mitos griegos superaron el paso del tiempo y aún hoy, en una época completamente ajena a lo sagrado, le hablan a los hombres como una de las formas de la mejor y más eterna poesía.
De alguna manera los mitos griegos y sus leyendas cumplieron la misma función que la Biblia para Occidente, educando y trazando sendas de comportamiento e ideales para el pueblo. Por otro lado, debido a la cantidad de versiones y diversos orígenes de un mismo asunto, los mitos griegos en su conjunto semejan una novela laberíntica, en la que el lector se pierdo por entre innumerables pasadizos de nombres o historias mágicas, que además de ingeniosas, poseen uno gran carga de verdades e intuiciones sobre lo vida y sus secretos.
Todo esta riqueza imaginativa, fue retomada y ordenada por la poesía épica, por la lírica y más tarde por la tragedia, dándole a esta cultura una coherencia completa desde sus orígenes hasta sus últimos años.
EPICA GRIEGA
EL REDESCUBRIMIENTO DE GRECIA
A pesar de haber vivido durante muchos siglos bajo la influencia griega, la cultura occidental tardó en ser consciente de la grandeza de este pueblo, pues desconocía casi en su totalidad las historias de formación, la etapa épica y los Fundamentos en que se basó la construcción de esta gran civilización. Pera esa venda en los ojos de Occidente se quitó gracias a que en el siglo XIX, la curiosidad del arqueólogo, Heinrich Schliemann, que tenía más de poeta que de científico, lo llevó o excavar distintos puntos geográficos tomados de los poemas de Homero. Con la suerte de un mago, encontró lo ciudad de Micenas, eje de los comienzos del mundo griego, desarrollada entre los siglos X y IX a. de C. Luego de este descubrimiento, la búsqueda arqueológica continuó con fervor e intensidad hasta encontrar vestigios de otras culturas como la cretense y la minoica, emparentadas con la micénica y poseedoras de un gran desarrollo social, económico y artístico. Estas culturas, que hoy son conocidas como prehelénicas, se desarrollaron durante las edades de hierro y bronce, hasta que fueron destruidas por las invasiones de diversos pueblos del norte de Europa y Asia.
EL MUNDO HEROÍCOOctavio Paz
Tomado de El Arco y la lira Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1983.
Lo que distingue a los héroes griegos de todos los otros es no ser simples herramientas en las manos de un dios, como sucede con Arjuna. El tema de Homero no es tanto la guerra de Troya o el regreso de Odiseo como el destino de los héroes. Ese destino está enlazado con el de los dioses y con la salud misma del cosmos, de modo que es un tema religioso. Y aquí surge otro de los rasgos distintivos de la poesía épica griega: el ser una religión. Homero es la Biblia helena pero es una religión apenas dogmática. Burckhardt señala que la originalidad de la religión griega reside en ser libre creación de poetas y no especulación de una clerecía. Y el ser creación poética libre, y no dogma de una Iglesia, permitió después la crítica y favoreció el nacimiento del pensamiento filosófico.Antes de analizar en qué consiste la visión del mundo que nos ofrece la epopeya y el lugar de los héroes en el mundo, conviene precisar el significado del culto a los héroes entre los griegos.
La antigua Grecia conoce dos religiones: la de los dioses y la de los muertos. La primera adora divinidades naturales y puede simbolizarse en la figura solar de Zeus; la segunda es un culto a los señores en cuya figura la comunidad entera se reconoce y cuya mejor representación es Agamenón. Ambos cultos sufren transformaciones decisivas. La civilización egea se disgrega; la micenia se extiende y trasplanta parcialmente al Asia Menor, mientras se extingue en el continente. En las colonias asiáticas la religión de los dioses se fortifica, en tanto que el culto a los muertos languidece, ligado como estaba a la tumba local o doméstica. Se debilita, pero no muere: los antepasados regios dejan su morada terrestre, rompen los lazos mágicos que los atan al suelo e ingresan en el reino del mito. Los héroes ya no son los muertos localizados en una tumba y se convierten en figuras míticas en las que el pueblo desterrado ve su pasado como algo lejano y entrañable al mismo tiempo. El mito, por otra parte, se desprende del himno religioso y de la plegaria y, tomando como materia propia a los héroes, se convierte en la substancia de la epopeya. La victoria de la religión de los dioses no produjo un libro canónico como la Biblia o los Vedas. La libertad que el poeta épico se podía tomar con los héroes, gracias a la desaparición de las tumbas, se ejerció también en la pintura de los dioses. Roto el lazo sagrado entre el espíritu de la tumba y el hombre, el héroe - dios, el «señor», se humaniza. Para el mito el héroe es un semidiós, un hijo de dioses, lo cual no es del todo inexacto pues ya se ha visto que se trata de un dios humanizado, una figura libre ya del poder terrible de la sangre y el suelo. Esta humanización produce, por contagio, la del dios olímpico. Así, Homero es tanto un fin como un principio. Fin de una larga evolución religiosa que culmina con el triunfo de la religión olímpica y la derrota del culto a los muertos. Principio de una nueva, sociedad aristocrática y caballeresca, a la que los poemas homéricos otorgan una religión, un ideal de vida y una ética. Esa religión es la olímpica; esas ideas y esa ética son el culto a los héroes, al hombre divino en el que confluyen y luchan los dos mundos: el natural y el sobrenatural. Desde su nacimiento la figura del héroe ofrece la imagen de un nudo en el que se atan fuerzas contrarias. Su esencia es el conflicto entre dos mundos. Toda la tragedia late ya en la concepción épica del héroe.
Para entender con claridad en qué consiste el conflicto del héroe es menester formarse una idea del mundo en que se mueve. Según Jaeger "lo que caracteriza el espíritu griego, y es desconocido de los pueblos anteriores, es la clara conciencia de una legalidad inminente de las cosas". Esta idea tiene dos vertientes: la concepción dinámica de un todo, animado por leyes, impulsos y ritmos cósmicos; y la noción del hombre como parte activa de esa totalidad. La idea de la legalidad cósmica y la de la responsabilidad del hombre en esa legalidad, como uno de sus componentes activos, no deja de ser contradictoria; En ella se encuentra la raíz de lo heroico y, más tarde, la conciencia de lo trágico. La epopeya no postula esta concepción como un problema, pues Homero "concibe a Até y a Moira de un modo estrictamente religioso, como fuerzas divinas que el hombre puede apenas resistir. Sin embargo, aparece el hombre, especialmente en el canto noveno de La Ilíada, si no dueño de su destino por, lo menos como un coautor inconsciente". Los griegos insertan al hombre dentro del movimiento general de la naturaleza y de ahí arranca el conflicto y el valor ejemplar de lo heroico. Este conflicto no es de orden moral, en el sentido moderno de la palabra: "las fuerzas morales son tan reales como las físicas..." y los últimos límites de la ética para Homero son, como para los griegos en general, leyes del ser, no convenciones del puro deber.
BIBLIOGRAFÍA• MONCADA, Francisco. Palabra abierta 11. Oxford University Press; Bogotá, 1999.
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