sábado, 13 de febrero de 2010

Nueva invitación para leer y a escribir: FÁBULAS Y MÁS FÁBULAS

Hola queridos estudiantes:
He escogido algunos relatos breves en este caso FÁBULAS, para de nuevo invitarlos a viajar por las situaciones que describen en esta historias consideradas, clásicas. Me refiero a que su moraleja puede relacionarse o no con los acontecimientos que actualmente vivimos en la ciudad en el país o otras partes del mundo.
Además de leer cada cada fábula, deben escribir un texto argumentativo a partir del siguiente interrogante¿ son las enseñanzas o moralejas de las fábulas aplicables en todas las experiencias que viven los seres humanos?.
Para elaborar el texto pueden recurrir a comparar cada situación de las fábulas con situaciones cercanas o lejanas a ustedes, que sean conocidas o publicadas en los medios de comunicación. Por lo tanto deben recurrir a casos concretos que sirvan de ejemplos, o a comentarios de personas que les ayuden a demostar la posición que asuman frente al interrogante.
Tengan en cuenta que escribiran para estudiantes que no han leído las fábulas¿ Cómo organizaran las ideas de manera que los lectores se orientan sobre el propósito que ustedes tienen?

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturainfantil/fabulas/Fedro.asp

FEDRO Poco es lo que se sabe de Fedro. Pero muchas de las fábulas de Esopo fueron reescritas en verso por el poeta griego Babrio, probablemente en los siglos I y II a.C., y en latín por el poeta romano Fedro en el siglo I d.C.
EL CABALLO Y EL JABALÍ
Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo. Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con la trompa y las patas, enturbiaba el agua. El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos. Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda. -Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo.
Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte. Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado.
Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo. Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura. Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día:
-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo! A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos

JEAN DE LA FONTAINE (1621-1695).
Se cree que nació el 8 de julio de 1621, en Château-Thierry, y estudió en la Universidad de Reims. Este un escritor francés produjo las fábulas más famosas de los tiempos modernos. Era un literato que frecuentaba los salones de las cortes entre nobles, y de allí que siempre tenía algún mecenas que permitía su dedicación a la literatura. Fue abogado y ejerció su profesión, al tiempo que componía su obra poética.
Su principal obra publicada fue una adaptación (1654) de Eunuco, del dramaturgo romano Terencio, pero su verdadera fama literaria la obtuvo especialmente con sus Cuentos y relatos en verso (1644).
Perteneció a destacado grupo literario-filosófico francés en el que figuraban los dramaturgos Molière y Racine, y el crítico y poeta Nicolas Boileau-Despréaux. posteriormente publicó nuevos volúmenes de Cuentos y relatos en verso (1667-1674) y tres colecciones de sus Fábulas (1668-1694), las que lo convirtieron en uno de los hombres de letras franceses más eminentes de la época. En 1683 fue elegido miembro de la Academia Francesa.
Sus fábulas resaltan por su agilidad e ingenio narrativo, así como por el amplio y sutil conocimiento que el autor tenía de la vida. Sus Cuentos y relatos están inspirados en el Decamerón de Giovanni Boccaccio, y otras obras anteriores, pero La Fontaine introdujo muchos cambios propios en estas historias, con una prosa y un ingenio únicos.
Asimismo escribió poemas, libretos de ópera y obras de teatro como el relato romántico en verso y prosa Los amores de Psique y Cupido (1669).
La Fontaine murió el 13 de abril de 1695 en París
EL GATO Y LOS RATONES
Un gato, llamado Rodilardo,
causaba entre las ratas tal estrago
y las diezmaba de tal manera
que no osaban moverse de su cueva.

Así, con tal penuria iban viviendo
que a nuestro gato, el gran Rodilardo,
no por tal lo tenían, sino por diablo.

Sucedió que un buen día en que Rodilardo
por los tejados buscaba esposa,
y mientras se entretenía con tales cosas,
reuniéronse las ratas, deliberando
qué remedio tendrían sus descalabros.

Habló así la más vieja e inteligente:
-Nuestra desgracia tiene un remedio:
¡atémosle al gato un cascabel al cuello!
Podremos prevenirnos cuando se acerque,
poniéndonos a salvo antes que llegue.

Cada cual aplaudió entusiasmada;
esa era la solución ¡estaba clara!

Mas poco a poco reaccionaron las ratas,
pues ¿cuál iba a ser tan timorata?
¡Quién iba a atarle el cascabel al gato!

Así he visto suceder más de una vez
-y no hablo ya de ratas, sino de humanos-:
¿a quién no lo han golpeado los desengaños?
Tras deliberaciones, bellas palabras,
Grandes ideas... y, en limpio, nada.

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/esopo/esopo.htm

ESOPO se supone que vivió entre el 620 y el 560 antes de Cristo, y que fue un esclavo liberado de Frigia.
Fue un fabulista griego antiguo, que relató fábulas personificando animales, y que fueron transmitidas en forma oral. Se supone que no dejó textos escritos y poco se sabe de él, que en épocas se lo tomó por un personaje legendario. Sus relatos cortos con personajes en su mayoría de la fauna, dejaban una enseñanza o moraleja explícita o implícita. Es decir que eran alegorías morales. Con sus relatos que se conservaron por tradición oral, logró la universalidad y su nombre perduró hasta nuestros días.
Estas fábulas fueron recreadas en verso por el poeta griego Babrio aproximadamente en el siglo II antes de Cristo. El poeta romano Fedro las reescribió en latín en el siglo primero de la era cristiana. Las fábulas que conocemos hoy en día, son versiones que se han reconstruido con las reescritas posteriormente al fabulista griego. Éste ha inspirado e influido en escritores que han desarrollado este tipo de literatura, como Jean de La Fontaine en Francia, en el Siglo XVII, y Félix María de Samaniego, en Españ en el Siglo XVIII.
EL LEÓN, LA ZORRA Y EL ASNO
El león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.
Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.
Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.
La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.
Al ver aquello, le preguntó el león que quién le había enseñado a repartir tan bien.
-¡Pues el asno, señor!
Aprende siempre de error ajeno.
EL ATÚN Y EL DELFÍN
Viéndose un atún perseguido por un delfín, huía con gran estrépito. A punto de ser cogido, la fuerza de su salto lo arrojó, sin darse cuenta, sobre la orilla. Llevado por el mismo impulso, el delfín también terminó en el mismo sitio. Se volvió el atún y vio al delfín exhalando el último suspiro.
-No me importa morir -dijo-, porque veo morir conmigo al causante de mi muerte.
Sufrimos menos las desgracias compartidas con el causante.
EL PERRO, EL GALLO Y LA ZORRA
Cierta vez un perro y un gallo se unieron en sociedad para recorrer el mundo. Llegada una noche, el gallo subió a un árbol y el perro se recostó al pie del tronco.
Y como era su costumbre, cantó el gallo antes del amanecer. Oyó su canto una zorra y corrió hacia el sitio, parándose al pie del árbol. Le rogó que descendiera, pues deseaba besar a un animal que tenía tan exquisita voz. Le replicó entonces el gallo que por favor, primero despertara al portero que estaba durmiendo al pie del árbol. Y entonces el perro, cuando la zorra buscaba cómo establecer conversación con el portero, le saltó encima descuartizándola.
Cuando encuentres enemigo poderoso, búscale otro enemigo más fuerte.
EL PERRO QUE PERSEGUÍA AL LEÓN
Un perro de caza se encontró con un león y partió en su persecución. Pero el león se volvió rugiendo y el perro, todo atemorizado, retrocedió rápidamente por el mismo camino. Lo vio una zorra y le dijo:
-¡Perro infeliz! ¡Primero perseguías al león y ya ni siquiera soportas sus rugidos!
Cuando te propongas una empresa, piensa en los imprevistos.
EL PERRO Y LA LIEBRE
Un perro de caza atrapó un día a una liebre, y a ratos la mordía y a ratos le lamía el hocico. Cansada la liebre de esa cambiante actitud, le dijo:
-¡Deja ya de morderme o de besarme, para saber yo si eres mi amigo o mi enemigo!
Sé consistente en tus principios
EL RATÓN Y LA RANA
Un ratón de tierra se hizo amigo de una rana, para desgracia suya. La rana, obedeciendo a desviadas intenciones de burla, ató la pata del ratón a su propia pata. Marcharon entonces primero por tierra para comer trigo, luego se acercaron a la orilla del pantano. La rana, dando un salto arrastró hasta el fondo al ratón, mientras que retozaba en el agua lanzando sus conocidos gritos. El desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana. Los vio un milano que por ahí volaba y apresó al ratón con sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada, quien también sirvió de cena al milano. Toda maldad se paga.

EL RUISEÑOR Y EL GAVILÁN
Subido en un alto roble, un ruiseñor cantaba como de costumbre. Lo vio un gavilán hambriento, y lanzándose inmediatamente sobre él, lo apresó en sus garras.
Seguro de su próxima muerte, el ruiseñor le rogó que lo soltara, diciéndole que él no bastaría para llenar su vientre, y que si en verdad tenía hambre, debería de apresar a otro más grande. El gavilán repuso:
-Necio sería si te oyera y dejara escapar la presa que tengo, para ir a buscar a la que ni siquiera he visto.
Más vale pájaro en mano, que cien volando.
LOS PERROS HAMBRIENTOS
Vieron unos perros hambrientos en el fondo de un arroyo unas pieles que estaban puestas para limpiarlas; pero como debido al agua que se interponía no podían alcanzarlas, decidieron beberse primero el agua para así llegar fácilmente a las pieles.
Pero sucedió que de tanto beber y beber, reventaron antes de llegar a las pieles.
Los caminos rápidos no son los más seguros siempre
Jean de la Fontaine (1621-1695).
Se cree que nació el 8 de julio de 1621, en Château-Thierry, y estudió en la Universidad de Reims Este un escritor francés produjo las fábulas más famosas de los tiempos modernos. Era un literato que frecuentaba los salones de las cortes entre nobles, y de allí que siempre tenía algún mecenas que permitía su dedicación a la literatura. Fue abogado y ejerció su profesión, al tiempo que componía su obra poética.
Su principal obra publicada fue una adaptación (1654) de Eunuco, del dramaturgo romano Terencio, pero su verdadera fama literaria la obtuvo especialmente con sus Cuentos y relatos en verso (1644).
Perteneció a destacado grupo literario-filosófico francés en el que figuraban los dramaturgos Molière y Racine, y el crítico y poeta Nicolas Boileau-Despréaux. posteriormente publicó nuevos volúmenes de Cuentos y relatos en verso (1667-1674) y tres colecciones de sus Fábulas (1668-1694), las que lo convirtieron en uno de los hombres de letras franceses más eminentes de la época. En 1683 fue elegido miembro de la Academia Francesa.
Sus fábulas resaltan por su agilidad e ingenio narrativo, así como por el amplio y sutil conocimiento que el autor tenía de la vida. Sus Cuentos y relatos están inspirados en el Decamerón de Giovanni Boccaccio, y otras obras anteriores, pero La Fontaine introdujo muchos cambios propios en estas historias, con una prosa y un ingenio únicos.
Asimismo escribió poemas, libretos de ópera y obras de teatro como el relato romántico en verso y prosa Los amores de Psique y Cupido (1669).
LA CIGARRA Y LA HORMIGA
Cantó la cigarra durante todo el verano, retozó y descansó, y se ufanó de su arte, y al llegar el invierno se encontró sin nada: ni una mosca, ni un gusano.
Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina, pidiéndole que le prestara de su grano hasta la llegada de la próxima estación.
-- Te pagaré la deuda con sus intereses; -- le dijo --antes de la cosecha, te doy mi palabra.
Mas la hormiga no es nada generosa, y este es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:
-- ¿ Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello ?
-- Cantaba noche y día libremente -- respondió la despreocupada cigarra.
-- ¿ Conque cantabas ? ¡ Me gusta tu frescura ! Pues entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.
No pases tu tiempo dedicado sólo al placer. Trabaja, y guarda de tu cosecha para los momentos de escasez
TOMÁS DE IRIARTE
Tomás de Iriarte nació en La Orotava, municipio español al norte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Canarias, en 1750.
Se dedicó desde joven a la traducción de obras de teatro francés, y el Arte Poética de Horacio, en 1777.
Escribió un poema escrito en silvas, "La Música", en 1779, donde expone su teoría poética. Escribió también las comedias "La señorita mal criada", en 1788 y "El señorito mimado" en 1790.
Con su creación Guzmán el Bueno (1791) introduce el monólogo dramático con acompañamiento de orquesta.
Pero este escritor y fabulista español es esencialmente conocido por sus "Fábulas literarias", que muchos críticos consideran de mayor calidad poética que las de Samaniego, en las que -a la vez- se realizan alusiones o sátiras a literatos de su época.
Tomás de Iriarte murió en 1791 en Madrid.

LOS DOS CONEJOS
Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»
«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos.»
«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.»
«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»
En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
Llévense este ejemplo